Por Elena Torres, especialista en desarrollo infantil
Experta en problemas de sueño en bebés y niños pequeños
¿Por qué hablar del gateo hoy?
Sé que si estás leyendo esto, probablemente estás agotado. Ser padre primerizo es como subir una montaña con los ojos vendados: nadie te dio un mapa y cada paso parece más incierto que el anterior. A veces te preguntas si estás haciendo las cosas bien. Y cuando tu bebé no gatea “a tiempo”, la ansiedad empieza a colarse. ¿Está bien? ¿Se está desarrollando como debería?
Respira. Hoy quiero hablarte, con total honestidad y desde la experiencia clínica, sobre la importancia del gateo en el desarrollo de tu bebé. No para asustarte ni para darte una lista más de “cosas que deberías estar haciendo”, sino para ayudarte a entender por qué este hito es tan poderoso, qué pasa si se omite y cómo puedes acompañar a tu bebé de forma natural y respetuosa.
Table of Contents
El gateo es mucho más que moverse por el suelo
No es solo una etapa, es una base para todo lo que viene después
Cuando hablamos de la importancia del gateo, muchos padres lo ven solo como una etapa divertida. Y sí, lo es. Pero también es una de las fases más ricas en cuanto a estimulación neurológica, física y emocional. Durante el gateo, el bebé no solo se desplaza: está construyendo las bases de su equilibrio, su coordinación bilateral, su percepción del espacio e incluso sus futuras habilidades de lectura y escritura.
¿Qué beneficios concretos aporta el gateo?
- Desarrollo cerebral equilibrado: al gatear, el bebé estimula ambos hemisferios del cerebro de forma simultánea. Este cruce de información entre lado derecho e izquierdo es clave para funciones cognitivas superiores como la concentración o la comprensión lectora.
- Fortalecimiento muscular: el gateo fortalece brazos, piernas, espalda y abdomen. Es un entrenamiento perfecto para sostener la cabeza, sentarse bien y, más adelante, caminar con seguridad.
- Coordinación ojo-mano: al mirar hacia adelante mientras se apoya en las manos, el bebé afina su percepción visual y su capacidad para coordinar movimientos con lo que ve.
- Percepción espacial: al moverse por el suelo, el bebé empieza a entender dónde está él en relación con el entorno. Esto favorece el equilibrio, la orientación y la capacidad de anticiparse al movimiento.
- Autonomía y seguridad emocional: gatear le permite explorar el mundo por sí mismo, lo que fortalece su autoestima y su sensación de control.
¿Qué pasa si mi bebé no gatea?
No todos los bebés gatean… pero no lo ignores
Es verdad que algunos bebés pasan directamente de estar sentados a caminar. Sin embargo, la importancia del gateo no radica solo en el movimiento en sí, sino en todo lo que implica a nivel neurológico y motor. Cuando un bebé no gatea, es recomendable observar si hay otras formas de desplazamiento (como arrastrarse de lado o usar un solo brazo/pierna) y, sobre todo, qué señales da su cuerpo y su comportamiento.
Cuándo preocuparse (y cuándo no)
No se trata de entrar en pánico si tu hijo no gatea a los 8 o 9 meses. Hay una amplia ventana de normalidad. Pero si al acercarse al año no muestra ningún interés por desplazarse, evita apoyarse en sus manos o parece tener una asimetría clara (por ejemplo, usa más un lado que el otro), lo mejor es consultar con un especialista en desarrollo infantil.
Yo, como profesional que trabaja con familias desde hace más de 10 años, te animo a confiar en tu instinto. Si algo no te cuadra, vale la pena investigar más. Aquí en bebeduerme.com, también puedes leer nuestro artículo sobre cómo detectar retrasos en el desarrollo temprano.
¿Cómo puedo fomentar el gateo de forma natural?
Menos sillas, más suelo
El primer consejo práctico para apoyar la importancia del gateo es muy simple: dale a tu bebé la oportunidad de moverse libremente. Eso significa reducir el uso de hamacas, sillas, saltadores o carritos estáticos. El tiempo que pasa en el suelo es el que más favorece su desarrollo motor.
El poder del «tummy time»
Desde los primeros meses, el “tummy time” (o tiempo boca abajo) es clave. Aunque al principio muchos bebés protestan, no te rindas. Incluso unos minutos al día pueden marcar la diferencia. Ponlo sobre una manta con algún juguete llamativo, y acércate a su altura para que se sienta acompañado.
Motívalo sin presionarlo
No necesitas empujarlo a gatear. Pero sí puedes colocar objetos atractivos a unos pasos de distancia, para animarlo a moverse. Tu voz, una pelota de colores o incluso una foto familiar pueden ser grandes motivadores.
Usa tu cuerpo
A muchos bebés les encanta gatear sobre sus padres. Túmbate en el suelo y convierte tu cuerpo en un mini circuito. Esto no solo estimula el gateo, también fortalece vuestro vínculo emocional.

¿El gateo influye en el sueño?
Gatear mejora el descanso (aunque al principio parezca lo contrario)
Esta es una de mis áreas de experiencia directa, y te aseguro que la importancia del gateo también toca el sueño. A menudo, cuando un bebé empieza a gatear, el sueño nocturno se desajusta temporalmente. ¿Por qué? Porque su cerebro está procesando habilidades nuevas, lo que genera más despertares y actividad nocturna.
Pero una vez pasada esa etapa, muchos padres notan una mejora significativa en el descanso. El bebé se cansa más durante el día, se siente más autónomo y seguro, y eso se traduce en un sueño más profundo y consolidado.
Si tu bebé está en esa fase y sus siestas se han vuelto un caos, te recomiendo este artículo: Cómo establecer rutinas de sueño sin llanto.
¿Cuándo empieza el gateo y cuánto dura?
Cada bebé tiene su ritmo, pero hay señales claras
Generalmente, los bebés empiezan a gatear entre los 6 y 10 meses. Algunos lo hacen arrastrándose, otros reptando y algunos con un gateo clásico en cuatro puntos. Lo importante no es el “cómo” exacto, sino que haya un patrón cruzado y alternado.
La importancia del gateo también radica en su duración. Idealmente, un bebé debería gatear entre 2 y 4 meses antes de empezar a caminar. Saltarse esta fase o que dure muy poco puede implicar que el cuerpo no consolidó ciertos hitos importantes.
¿Qué dicen los estudios sobre la importancia del gateo?
Evidencia científica que respalda su valor
Varios estudios han demostrado que los bebés que gatean de forma prolongada tienen mejores resultados en áreas como la lectoescritura, la coordinación motora y la percepción espacial. El patrón cruzado que se activa al gatear está directamente relacionado con la maduración del cuerpo calloso, la estructura que conecta ambos hemisferios del cerebro.
En la práctica clínica, yo misma he visto cómo niños con dificultades de concentración, escritura o lectura presentaban antecedentes de haber omitido o acortado la fase de gateo.
¿Puede recuperarse el gateo si mi hijo ya camina?
Sí, y se llama “gateo terapéutico”
Si tu hijo ya camina pero no gateó en su momento, no todo está perdido. A través del juego, puedes incorporar actividades que simulan el gateo, como circuitos de obstáculos en cuatro patas, juegos en el suelo o imitaciones de animales.
Esto es especialmente útil si has notado torpeza motora, inseguridad al caminar o problemas de atención. Un terapeuta ocupacional especializado puede darte ideas personalizadas.

Acompañar el desarrollo sin prisas ni culpas
Sé que quieres lo mejor para tu hijo. Todos lo queremos. Y también sé que a veces leer sobre la importancia del gateo puede generar ansiedad si ves que tu bebé aún no lo hace o lo hace “diferente”.
Pero no estás solo. La crianza no se trata de hacer todo perfecto, sino de observar, acompañar y confiar. El gateo es una pieza más dentro de un rompecabezas hermoso y complejo que es el desarrollo infantil.
Conclusión: cada pequeño movimiento cuenta
Hoy hemos hablado de la importancia del gateo no solo como una etapa divertida, sino como una piedra angular en el desarrollo integral de tu bebé. Desde el cerebro hasta los pies, desde la atención hasta el sueño.
Y tú, que estás leyendo esto con ojeras, dudas y una taza de café frío al lado, estás haciendo más de lo que crees. Solo por buscar información y querer comprender, ya estás dando pasos enormes.
Te animo a seguir explorando el blog. Tenemos más recursos, guías y consejos reales, pensados para padres reales. Empieza por aquí: Mi bebé no duerme si no es en brazos: ¿qué hago?.
Gracias por estar. Y gracias por ser ese tipo de padre o madre que el mundo necesita.
— Elena